lunes, 18 de marzo de 2013

LA AMAZONA


 CAPÍTULO 12
 

Me abroché la camisa blanca y de un manotazo espanté a Egj que parecía decidido a colarse por mi escote.

- Pensé que nos había llegado la última hora –dije lanzando un suspiro de alivio.

- Cuando caísteis al vacío la losa volvió a cerrarse y nos costó mucho abrirla de nuevo –nos explicó Adru.

Mientras el joven mago hablaba, Lars estaba intentando abrocharse los pantalones con disimulo.

- Vaya, Lars, tú aprovechas cualquier oportunidad, ¿eh? –dijo Egj revoloteando delante de su nariz.

- Hum –gruñó mi amante dándole la espalda para ocultar una vez más su rostro enrojecido.

- Será mejor que salgamos de aquí cuanto antes y pisad sólo donde yo pise –dije golpeando con fuerza el suelo con el pomo de mi espada antes de avanzar.

Por fin llegamos sin incidentes a la sala de la esfera armilar y nos detuvimos junto a ella para planear nuestros siguientes movimientos.

Lars, como la otra vez, se quedó ensimismado observando la esfera y pasando suavemente los dedos por su brillante superficie mientras el pequeño fuego fatuo se divertía volando entre los anillos.

En ese momento, un ruido en las escaleras nos sobresaltó y vimos aparecer por el arco de la puerta a un joven moreno empuñando una espada. De un par de zancadas me planté a su lado y alcé mi propia espada pero alguien tiró de mi brazo para que la bajara.   
- ¡Rick! –gritó Lars poniéndose delante de mí- Al fin te encuentro.

- ¡Cuidado! –exclamé empujando al joven y parando la estocada del desconocido con mi espada.

- ¿Te has vuelto loco? –gritó Lars desde el suelo- ¿Es que no me reconoces?

- No sé quién eres –respondió el otro con voz fría como el hielo- Y tampoco me importa.

- Está bajo un conjuro –intervino Adru acercándose seguido de Egj y Sara.

- ¿Puedes hacer algo? –preguntó Lars al mago.

- No tengo poder para anular los hechizos de Moonshadow, ya te lo dije –repuso Adru frunciendo las cejas.

- ¿Y tú, Egj? –se volvió desesperado hacia el pequeño fuego fatuo.

- Ejem... puedo intentarlo –dijo vacilante- Pero antes quitadle la espada.

El hermano de Lars esperaba impasible con la espada a medio alzar, como si fuera una hermosa estatua de bronce, y la mirada nublada por la magia.

- No pelees con mi hermano –dijo Lars al ver que me disponía a obedecer a Egj.

- No voy a hacerle daño –le dije indignada- ¿Es que no confías en mí?

Lars miró a Rick con inquietud y luego asintió lentamente.

Crucé mi acero con el de su hermano y enseguida me di cuenta de que era un espadachín formidable y que me iba a costar derrotarlo.

- ¿Por qué luchas contra nosotros? –le pregunté para distraerle – Hemos venido a ayudarte.

- Sois enemigos de Moonshadow –respondió con voz monocorde.

- Moonshadow te ha hechizado –continué hablando a la vez que esquivaba sus estocadas intentando cansarlo- ¿No te das cuenta de que ni siquiera reconoces a tu propio hermano?

Rick desvió un instante la mirada hacia Lars y aproveché para desarmarlo.

- ¡Ahora, Egj!

El fuego fatuo voló hasta el hechizado joven y se posó sobre su hombro colocando sus diminutas manos sobre su cuello. Un pequeño halo de magia dorada se desprendió de sus dedos y luego se apagó.

- ¿Ha funcionado? –pregunté colocando mi pie sobre la espada caída.

- Creo que...

Un fuerte manotazo de Rick impidió que terminara la frase lanzándolo lejos de él. Sin embargo, antes de que el frágil cuerpo del fuego fatuo chocara contra el suelo de piedra, Kiba saltó y recogió a Egj en el aire como si fuera un muñeco de trapo.

- Uff, evidentemente, no –resoplé- ¿Estás bien, pequeño?

- Puaj, aparte de estar lleno de babas, creo que sí –respondió el fuego fatuo cuando el lobo plateado lo dejó sobre el suelo con suavidad.

- Eh, no te quejes tanto –le regañó Adru inclinándose para darle un pañuelo- Gracias a él no te has roto ningún hueso, pequeño desagradecido.

- Y ahora, ¿qué hacemos? –pregunté frustrada.

- Yo lo conozco –dijo la dríada, de pronto, señalando a Rick- Siempre ha sido bueno conmigo y mis hermanas.

- Dijiste que no lo conocías –dije con tono de reproche.

- Es que no sabía que Rick era su verdadero nombre –explicó Sara- Moonshadow le llama Psycho.

Mientras nosotros discutíamos, Lars se acercó a su hermano y le miró fijamente a los ojos.   
- No puedes haber olvidado todo –dijo con voz suave- ¿Ni siquiera recuerdas esto?

Sacó de debajo de su camisa un colgante con la forma de una serpiente que se mordía la cola y con un rápido movimiento dejó a la vista otro igual que colgaba del cuello de Rick.  
Cuando los dos colgantes estuvieron juntos, una de las serpientes se separó de la cola y se entrelazó con la otra para formar un solo colgante. En ese momento, surgieron dos serpientes de luz que rodearon a los dos hermanos, envolviéndolos en un blanco resplandor que nos impidió verlos con nitidez.  
Al cabo de unos instantes, el resplandor se apagó y los colgantes volvieron a estar separados. Rick sacudió la cabeza como si despertara de un sueño y luego abrazó a su hermano con fuerza.

- ¿Qué haces aquí, Lars? –preguntó cuando se separaron.

- He venido a buscarte –respondió su hermano con una sonrisa- No debiste irte sin mí.

- Lo siento, Lars, pero no quería que mis deseos de venganza te pusieran en peligro.

- Lo sé –asintió el joven astrólogo- Pero a partir de ahora no harás nada sin mí.

Antes de que empezaran a recordar viejos tiempos, me acerqué a los dos hermanos.

- Lamento interrumpir, pero me gustaría saber qué son esas cosas –dije señalando los colgantes.

- No estoy seguro –respondió Lars mirando el suyo- Los tenemos desde siempre.

- ¿Qué quieres decir?

- Cuando apenas teníamos unos días de existencia, nos abandonaron en la entrada del templo de los Guardianes de la Fe con esos colgantes en el cuello. Nunca hemos sabido qué significan.

- Vaya, qué curioso –murmuré pensativa.

- ¿Puedo verlos? –preguntó Adru con curiosidad.

Lars le entregó el suyo y el mago estuvo observándolo durante un rato totalmente concentrado en las elegantes líneas de la serpiente tallada en plata.

- Posee una magia desconocida para mí pero muy poderosa –dijo finalmente devolviéndole el colgante a su dueño.

- Bueno, ya que has encontrado a tu hermano podemos irnos de aquí –dije a Lars alegremente.

- Yo no me voy sin lo que vine a buscar –dijo Rick con tono firme.

- Dijisteis que nos ayudaríais a escapar a mis hermanas y a mí –dijo Sara casi al mismo tiempo.

- Uff, ¿alguna cosa más? –pregunté sarcástica.

- Por el momento, creo que es todo –respondió Lars con una amplia sonrisa.

Le eché una mirada asesina antes de recoger la espada de Rick para entregársela.

- Te hará falta esto si piensas ir a reclamar el pago de tus servicios al mago negro.

- ¡No vayas, Psycho! –rogó Sara abrazándose a él- No quiero que te suceda nada malo.

- Tranquilízate, Sara –dijo el joven acariciando su espalda con suavidad- Antes de enfrentarme a Moonshadow me aseguraré que tú y tus hermanas estéis a salvo.

- Pero temo por ti. Has sido muy bueno con nosotras y yo...

Rick se inclinó y la besó con ternura.

- Todo irá bien, Sara. Te lo prometo.

- Yo voy contigo, Rick –dijo Lars poniéndole la mano en el hombro.

- Ya me imaginaba que dirías eso –refunfuñé mientras me ajustaba el cinturón y comprobaba que aún tenía los dardos de la ballesta.

- Nosotros también os acompañaremos –dijo entonces Adru al tiempo que Egj asentía desde su hombro.

- Bueno, si estamos todos de acuerdo, lo primero será rescatar a las hermanas de Sara –dije mirando a la hermosa dríada- ¿Qué camino hay que tomar?

- Por las escaleras –respondió Sara señalando los escalones en penumbra- Ahora están en las cocinas preparando el banquete de esta noche para los invitados de Moonshadow.

- Muy bien. Vamos allá –dije comenzando a subir las escaleras con cautela.

Los demás me siguieron en silencio y en unos segundos alcanzamos la primera planta. Me volví para interrogar a Sara con la mirada y ella asintió señalando el amplio pasillo que se abría a la derecha.

- ¿Están vigiladas? –la pregunté en voz baja.

- Eh... no –dijo Sara tras una breve vacilación.

La miré de reojo con un poco de desconfianza y comencé a recorrer el pasillo con rapidez. Al final del corredor había un arco de medio punto cerrado por dos pesadas puertas de madera. Empujé con fuerza y las puertas cedieron sin el menor ruido. Al otro lado...

El asombro me paralizó. La luz del sol iluminaba una pradera cuajada de flores rojas, amarillas y violetas. Al fondo podía ver los acantilados grisáceos que bordeaban el mar azul oscuro y cubriendo toda la zona norte un frondoso bosque de hayas y robles.

Lo reconocí al instante, era el lugar donde nací, el recóndito bosque de las amazonas. Di un paso dubitativo y noté el frescor de la hierba en mis pies desnudos, miré hacia abajo y vi que sólo llevaba una túnica blanca y tan fina que permitía atisbar cada línea de mi cuerpo. En ese momento, dos manos grandes y fuertes se apoyaron sobre mis senos y empezaron a acariciarlos; enseguida reconocí al hombre al que pertenecían y el placer me envolvió.

Sus labios ardientes recorrieron mi piel con avidez pero con detenimiento, como un experto alquimista que esperara el momento justo antes de mezclar las mixturas.

Sin duda, era un maestro en ése y en muchos otros artes y conseguía que mi cuerpo respondiera a sus caricias igual que si fuera una espada templada al fuego.

Mis labios temblorosos pronunciaron un nombre que brotó como un suspiro: Muad...  cuando su polla grande y dura me rozó la cara interior de los muslos antes de penetrar en mi vagina. Las caderas se elevaron en un espasmo de placer incontrolado al sentirme llena por completo y comenzaron a moverse al mismo ritmo de sus embestidas.

Estaba a punto de llegar al orgasmo cuando me di cuenta de que algo había cambiado. Las manos que me acariciaban eran más pequeñas y torpes que las otras y el pene que se movía en mi interior tampoco era el mismo de antes. Sin embargo, la sensación era igual de placentera y un sentimiento de ternura me invadió. Deseaba ser poseída por ese joven inexperto porque sentía por él algo que aún no me atrevía a poner en palabras. Así que sólo le abracé y respondí a su pasión con igual ardor.

Apreté las piernas en torno a sus caderas y le ayudé a penetrar más profundamente en mí, mientras mis manos le acariciaban los cabellos, la espalda, las nalgas...

Estábamos entregados el uno al otro en cuerpo y alma y parecía que nada podría hacer que nos separáramos hasta consumar nuestra unión pero algo en mi interior me avisó que no podía seguir allí por más tiempo.

Abrí los ojos y me encontré en una sala llena de fogones con ollas hirviendo y con un extraño joven delante de mí. Desenfundé la espada para amenazarlo pero una bellísima dríada con los cabellos del mismo tono rojo de las hojas en otoño se colocó delante de él para protegerlo con su propio cuerpo.

- ¡No le hagas daño! –gritó con desesperación.

- ¿Es otro hechicero? –pregunté sin apartar la espada.

- No, es un sensitivo –dijo Sara a mi espalda- Sólo intentaba proteger a mis hermanas.

Miré al joven con atención y entonces me di cuenta de que Sara decía la verdad.

Dos peludas orejas de zorro sobresalían de su cabeza y sus ojos reflejaban las llamas de los fogones con un brillo rojizo.

- ¿Y qué hace aquí? –preguntó Lars acercándose a él.

- Es otro esclavo de Moonshadow –respondió la joven dríada de cabellos rojos- Se llama Kyo.

- Pues parece que vosotros dos os lleváis muy bien, ¿eh? –dijo una vocecilla por encima de nuestras cabezas.

El sensitivo enrojeció violentamente ante las palabras de Egj, mientras la dríada dejaba oír su melodiosa risa.

- ¿Pero qué fue lo que te hizo? –me preguntó Lars- Parecías completamente paralizada.

- Mmm, fue algo muy extraño –murmuré evasivamente.

- Kyo posee el poder de la empatía –dijo la hermana de Sara- Es capaz de recrear los deseos más profundos de las personas que están cerca de él.

Al oír las palabras de la dríada noté que se me subían los colores por primera vez en mucho tiempo y les di la espalda con disimulo.

- ¿Puedo saber tu nombre? –preguntó Lars a la joven.

- Me llamo Zaphkiel –respondió la dríada que había cogido a Kyo de la mano.

- Encantado de conocerte, Zaphkiel –respondió galante el astrólogo- ¿Y tus hermanas?

- Están aquí –dijo Sara que había entrado en una sala contigua y regresaba seguida de otras tres dríadas de insuperable belleza.

Una de ellas tenía los cabellos del color plateado de las hojas de los sauces y su gesto era decidido cuando se acercó a nosotros.

- Me ha dicho Sara que vais a sacarnos de aquí –dijo mirando a Adru- ¿Es cierto?

El joven mago pareció quedarse mudo ante la belleza de la dríada y tardó un momento en contestar.

- Sí, es cierto –dijo después de unos instantes.

- Tú eres un mago igual que Moonshadow, ¿verdad? –siguió preguntando la muchacha sin ningún rastro de timidez.

- Así es.

- ¿Y qué nos pedirás a cambio?  

- ¡Galaxy! –exclamó Sara con tono de reproche- Adru ha prometido ayudarnos desinteresadamente.

Su hermana la miró un momento y pareció a punto de discutir, pero finalmente hizo un gesto de asentimiento sin decir nada más.

- Bueno, ya habéis conocido a la más joven de mis hermanas –dijo Sara con una sonrisa y una mueca resignada- Ahora dejadme que os presente a Nanaka y a Aya.

Las dos jóvenes eran tan hermosas como sus hermanas pero Nanaka tenía el cabello de un brillante tono dorado mientras que el de Aya era del color de la madera de roble.

- Me alegro de conoceros a todas –dije algo impaciente- Pero tenemos que darnos prisa, si queremos sacaros de aquí sanas y salvas.

- El mejor momento para que escapen será cuando nos enfrentemos a Moonshadow –dijo Lars con astucia- No tendrá tiempo de perseguirlas.

- Buena idea, Lars –sonrió Rick palmeándole la espalda con afecto- Veo que tu cerebro sigue funcionando tan bien como siempre.

- Tienes razón –asentí a mi vez- Entonces tendremos que dividirnos. Alguien tiene que ayudar a salir de la torre a las dríadas.

- Yo puedo acompañarlas –dijo Kyo de inmediato.

- Jajaja, por supuesto, pequeño –dije divertida- Así también podrás escapar tú.

- Bueno... no lo dije por eso –dijo enrojeciendo otra vez.

- Lo sé –respondí con tono amable- Quieres proteger a Zaphkiel, ¿verdad?

El joven sonrió y luego asintió con la cabeza mirando con adoración a su amada dríada.

- Está bien –dijo Adru sonriendo también- Tú irás con las dríadas para protegerlas y también Egj porque él tiene que abrir la puerta de la torre con su magia.

- Creo que Kiba podrá ser de ayuda si va con vosotros –dije por último acariciando la suave piel del lobo- Entonces ya está todo decidido.

- Ten cuidado –dijo Sara apretando la mano de Rick y depositando un dulce beso sobre sus labios.

- Lo tendré –sonrió el joven guerrero- Mucha suerte a todos.

Vimos como se alejaba el grupo y después comenzamos a subir las escaleras para enfrentarnos al poderoso mago.


25 comentarios:

  1. Hola Minu, gracias por otro capitulo,feliz lunesss graciassss,besosssssss...

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    1. Hola, MLuisa. Feliz lunes para ti también. Besoss.

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  2. Otro interesante capítulo, aunque con tantos personajes ando un poco perdida, Felicidades por tu capacidad para crear personajes a cual mas pintoresco y gracias por regalarnos tu talento.
    Besoss

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    1. Hola, María. Va a terminar enseguida, si no le haría una guía de personajes. Besosss.

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  3. Hala! Se pone muy interesanteee! quiero masss

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    1. Hola, Saito. Enseguida pondré lo que queda y podré pasarlo a pdf para descargarlo. Besoss.

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  4. hola minu que bien otro capitulo de la amazona si tuviera un mini gatito bailando lo colocara jajajajajaja pero en serio el capitulo te quedo genial se pone cada vez mejooooor espero otro capitulo pronto que emocion gracias besos

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    1. Hola, Onodera. Me encantaría ver a ese minigatito, jajaja. Tendrás el siguiente prontito y como le decía a Saito, lo tendré terminado muy pronto y listo para descargar. Y luego, me dedicaré a los otros: los primeros la Torre Negra, que ya tengo el capítulo casi terminado, y Agencia de Detectives, S.L.

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    2. definitivamente necesito ese mini gato que emocion que gran noticia me has dado jajajajajaja quiero leer Agencia de Detectives, S.L. y por lo visto va hacer pronto

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  5. Gacias por otro magnifico capitulo, Minu!!! Besos y abrazos!!! ;)

    Edmarie

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    1. Hola, Edmarie. Gracias por comentar y me alegro mucho de que te haya gustado. Besoss.

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  6. Cada vez mejor la historia, esperando el siguiente capitulo, gracias Minu. un beso

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    1. Hola, Yaya. Ya queda poquito y no voy a tardar en actualizar. Besoss.

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  7. Wooooww me encantó!! espero que pronto subas el siguiente! (si soy una desesperada ejeje ) Besooos Minu!!

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    1. Hola, Elonoe. Me alegro mucho de verte por aquí y que te guste la historia de la Amazona. Besosss.

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  8. Fina. super bueno el capitulo Minu, creo que Rick y Lars deben ser magos o son unos principes. y las driadas son (con esos colores de cabellos, algo fuera de serie), muchas gracias Minu en espera de mas capitulos, besos, chao

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    1. Hola, Fina. Sí, las dríadas al ser ninfas de los árboles, me las imagino con el cabello del color de las hojas o la madera de los árboles a los que pertenecen. Besosss.

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  9. Genial, Minu. Encontrar a Rick, nuevos personajes, nuevos misterios, Miyu sonrojada, jeje... un capítulo muy interesante.
    La historia cada vez se pone mejor, espero con ansias el próximo capi.
    Besos

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    1. Hola, Ana. Enseguida pondré el siguiente y muy pronto podréis descargarlo entero. Besoss.

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  10. Madreeeeeeeee Minu me encanto ijijij que ganas de poder leerlo enterito ufffffffffffff.
    Muy interesante y emocionante.
    Besossssssssss y más.

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    1. Hola, MªLuisa. Pues enseguida lo vas a tener entero. El final de la primera parte de La Amazona está a dos capítulos. Besoss.

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  11. Genial el capítulo, es increíble como estas desarrollando la historia, cada vez más emocionante y más personajes. Muchas gracias.

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    1. Hola, Ilnag. Muchas gracias por tus palabras, me animas mucho a continuar con mis historias. Besoss.

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  12. hola este capi esta muy padre como todos los que realizas gracias por compartir

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    1. Hola, Mellani. Me alegra que te haya gustado. Besoss.

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