miércoles, 20 de febrero de 2013

LA ODISEA DE LOS LYCANTRIS



CAPÍTULO 6
 
 
Aquí os dejo otro capítulo escrito por Saito y que está realmente genial.

Los lycantris volvieron al local que Samuel les había indicado. Se sentaron en el borde de la acera. “Cosas extrañas había dicho el… uuuu, ¡pues todo era muy extraño! ¿¿Cómo sabría él si uno de esos “bichos” adormilados en los lados del camino no había cazado a alguien…?? Porque tras unos momentos de intentar impedir que una chica entrase en uno de ellos… lo único que logró fue un chichón causado por un puñetazo. ¡Qué gentuza más rara, la intentaba salvar de un monstruo y encima le pega! Luego, había todo tipo de magia: los palos que daban luz y nunca se quemaban, puertas que se abrían solas…”
Miraban el local y la gente que entraba y salía… ¿cómo podrían detectar algo… raro?
- Bueno yo, estaba pensando… pero ¿qué se supone que deberíamos ver de extraño? -dijo Zhiron rascándose la barbilla.
- Él dijo que muertes violentas… -contestó Miyai haciendo un nudo con los cordones de su camiseta.
- Bah, ¡muertes violentas! -frunció el ceño.- ¿Cómo de violentas?
- Mmmm… a lo mejor como… - miró a su alrededor.- ¡Como eso!- apuntó con su delgado dedo hacia un chico de pelo oscuro apoyado en una pared a la salida del callejón, justo detrás de ellos. El olor a sangre se hacía cada vez más fuerte e intenso a cada paso lento del joven. El fluido rojo le escurría de los labios, manchando su chaqueta castaña de cuero.
-¡¡Ayudémosle!! -replicó Miyai tirando de Zhiron por un brazo.
Zhiron le sujetó justo antes de que el chico cayera sobre sus brazos, exhausto.
- ¡Jo!... ¡Ayúdame Miyai!- pidió el lycantri, pero su esposo se concentraba en preguntar:
- ¿¿Quién te ha atacado??
- No… no sé... – dijo confuso.
- ¿Cómo qué no sabes?- gruñó Zhiron, sujetándole en peso muerto. El chico se apretó más contra el cuerpo del otro y perdió el sentido. -¡¡Vaya!! ¡Que me partan las piedras! ¡Rayos! - rugió Zhiron -¿Y ahora qué?
- Bueno, ahora lo llevamos a ver al mago, si te pudo curar a ti también le podrá curar a él, ¿no?
- ¡Hn! -Se encogió de hombros e intentó coger el cuerpo del chico por la cintura para llevarle a cuestas, entonces notó que sus manos estaban mojadas de sangre - Pero qué…
-¿Qué pasa?
-Sale sangre de su espalda… mejor mira a ver qué pasa…
-¡Vale! -Miyai miró por el callejón y al fondo encontró una parte del suelo que no estaba mojada ni tenía basura. –Ven, ¡tráele aquí!
Zhiron le echó en el sitio indicado y con las uñas de la mano izquierda que había hecho crecer, le arrancó la chaqueta y la camisa de un tirón. No había mucha luz en el callejón pero a ellos no les hacía falta, podían ver tan bien en la oscuridad como cualquier ser humano a plena luz.
- ¡AH! -gimió Miyai de sorpresa al percatarse de dos heridas profundas, una a cada lado de la espalda del desconocido.
- Ya decía yo que me olía a sangre…- Miyai le miró enojado.- ¡¿Qué?!...
- Si tú no has dicho nada… -volvió a fijarse en las heridas- Mira. Parece como si le hubiesen clavado algo… pero qué raro que no se haya muerto ¿no? Parecen heridas muy profundas…
- ¡Sí, es verdad!- Zhiron se puso a cuatro patas para poder mirar más de cerca. Su mano iba derecha hacia la herida y un segundo después:
- ¡AAU! ¡Jo! (V.V)
- ¡Las vas a infectar! -rugió Miyai tras darle una palmada en las manos.
- Si no iba a tocar…
- Ah… entonces ¿qué ibas hacer? -lo miró desconfiado y se cruzó de brazos.
El lycantri volvió a tender la mano muy despacio sin dejar de mirarle, no fuera que se ganase otra palmada. Por fin alcanzó su objetivo: del enorme agujero salía algo… no sabía qué… pero algo blanco, que no era un hueso.
Lo tocó despacio, lo palpó y frunciendo el ceño, con la lengua medio fuera, tiró lentamente. La cosita que parecía la punta de un palo no se resistió y empezó a salir. Miyai abrió los ojos como platos y sin poder esconder su entusiasmo por más tiempo se puso a cuatro patas al lado de su marido.
Lo que salía de la herida dejó rápidamente de parecerse a un palo para ganar forma: la forma de una pluma. La enorme forma de una pluma de 25 cm, manchada de sangre.
En cuanto estuvo todo fuera Zhiron la soltó.
- Pero ¿qué diantres es esto?- murmuró.
- Es… una pluma de pájaro…
- ¿De pájaro? ¿Ah sí?... ¿Y dónde demonios has visto tú plumas de éstas en pájaros?
- Puede que lo que le haya atacado sea un pájaro muy grande como…
- Mmm… puede que sea suya…- dijo con aire de científico…
- ¿QUÉ?
- AHAHAHAH… ¡era broma! Pero ¡me la pido! ¡Me haré un collar!... ¡tráela, yo le llevaré! 

                                                  ***

 - ¡¡¡MAESTRO!!! -gritó Miyai pegándole puñetazos a la puerta – ¡maestro!
- ¿Qué pasa? ¿¿Es que tenéis que hacer siempre tanto alboroto??- Los lycantris entraron a toda prisa dejando al mago algo atontado y depositaron al joven herido sobre el sofá. -¡¡¡Hey, cuidado con la sangre en el sofá!!!
Zhiron gruñó enfadado… ¿¿Por qué demonios no se daba prisa??
- Tienes que salvarle…
- ¿Qué? ¿De dónde habéis sacado a éste?
- ¡Se está muriendo! -gimió Miyai. Zhiron saltó sobre el mago, tirándolo al suelo.
- ¡¡Ayuda al mocoso!! GRRR -le enseñó sus fauces afiladas.
- ¿Y si te quitas de encima?... -el lycantri hizo espacio para que el mago pudiese trabajar. -A ver qué le pasa al chico este. Hummm… -puso su mano sobre la frente de él y cerró los ojos por un rato.
Miyai y Zhiron se miraron y luego clavaron los ojos en una especie de lucecita amarilla que fluía entre los dos cuerpos.
Las heridas que antes estaban abiertas empezaron a cerrarse y la sangre esparcida a su alrededor comenzó a volver hacia adentro, como un río que vuelve a su cauce. El pecho del mago se agitó con la respiración descontrolada… hasta que le soltó.
Samuel se levantó tembloroso del suelo. “Algo raro pasa... nunca nadie aparte de este lycantri me había sacado tanta magia…” -pensó.
Los dos lycantris seguían mirando con las bocas abiertas, llenos de incredulidad, por lo que habían presenciado.
El chico echado en el sofá abrió los ojos y los clavó en la pareja de salvajes frente a él. Los miraba una y otra vez cada vez con más curiosidad y confianza.
-¡Hola! Yo Zhiron, ¿y tu?... - dijo Zhiron apuntando hacia su mismo pecho y luego al del chico. Samuel soltó una carcajada, se suponía que ellos eran los salvajes…
El chico no tardó en levantarse, y con una postura altiva y dulce al mismo tiempo, contestó:
- Aldán.
- ¡¡Hola!! (^^) ¡Yo soy Miyai! -dijo el joven enseñando una de sus mejores sonrisas tiernas.- Y éste es Samuel, un mago muy fuerte que te ha curado.
Aldán sonrió por primera vez a Samuel antes de hablar:
- Gracias, Samuel, parece que te debo mi existencia. Te estaré eternamente agradecido por tu bondad…
- No tienes que darme las gracias, de hecho han sido ellos quienes te han traído… Pero dime una cosa, ¿quién eres? ¿Y quién te ha atacado? -Aldán se quedó serio durante un buen rato mirando la nada. De repente, dijo:
- Yo… yo soy un ángel…
- ¡¿QUÉ?! –la palabra salió algo entrecortada de la garganta de Samuel.
- ¿Qué es un ángel? -quiso saber Miyai.- ¿Lo sabes tú, Zhiron?... ¿Zhiron?
El lycantri lavaba la pluma en el acuario.
- Humm… no… no sé qué es…
- ¡JODER! -gritó Samuel. -¿No te basta haberte comido los peces? ¡¡Ven aquí!!
- Si no se lava se pondrá dura…- murmuró al tiempo que la agitaba para que se secara. El ángel sonrió divertido.
- Veréis, los ángeles somos seres celestiales, mágicos… mmm como vosotros. Seres de los que proviene la magia de forma natural, no adquirida como nuestro amigo Samuel. Así como vosotros tenéis poderes, yo también los tengo.- Zhiron se había colgado la resplandeciente pluma en el cinturón. Aldán fijó allí su mirada.
- Pues… ¿quieres decir que esto es tuyo? -preguntó Zhiron.
- … Así es… era de una de mis alas…
- Justo a eso me refería, ¿dónde están tus alas? -les interrumpió Samuel. En ese instante el rostro de Aldán adoptó la máscara de la tristeza y el rencor.
- Me las han arrancado… por ahora no podré volver a casa
- ¿La quieres? -preguntó Zhiron extendiéndole el cinturón. Quizás con ella te dejen entrar.
- No -Aldán esbozó una pequeña sonrisa- Ya no me servirá de nada… quédatela, es un regalo.
- ¡Gracias! -Zhiron hizo una reverencia, consciente de la importancia que tenía aquel regalo, y dijo- Déjame que haga algo por ti…
Durante toda la noche Zhiron tatuó unas alas sobre las cicatrices de la espalda de Aldán.
- ¿Crees que te volverán a salir?
- Sí…
- ¿Cuando?
- Cuándo… pues… no sé…
 
 



10 comentarios:

  1. Ya tenemos otro misterio, quien es este angel y qué hace aqui? estoy deseando ver como continua la trama, gracias por otro bonito capítulo.
    Besos

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  2. uf ya no me acordaba de eso XD Muchas gracias por ponerlo Minu!

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  3. Hola Minu gracias por compartir y gracias a Saito por su maravilloso trabajo,gracias y besosssssssssssss...

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  4. Hola muchas gracias cada vez se pone mas misterioso y mas interesante.
    El Angel parece majo no? ¿pero por que le arrancaron las alas?.
    MMMMMMMMMMM.
    Muchas gracias Minu por compartirlo con nosotros, y gracias Saito por tus escritos.
    Besosssssssssssss.

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  5. Muchas gracias a Saito y Minu, otro personaje misterioso aparece y nada menos que un angel, esto esta cada vez más emocionante. Una brazo y un beso

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  6. Cada vez mejor, esta historia cada vez mas interesante. Haceis un equipo estupendo, no puedo esperar al proximo capitulo. Muchas gracias.

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  7. Hola! Muchas gracias por el nuevo capítulo, esto se pone cada vez mejorr. Adoro a estos lobitos y ahora se les une un lindo angelito, al que le han arrancado las alas.... más misterios. XD! Que impaciencia! ¿Ahora que más pasará?.... Uff! Tendré que esperar de momento hasta el siguiente capi. Gracias Minu y Saito, miles de besoss

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  8. Fina. Excelente cpitulo Saito, muchas gracias, besos, chao

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  9. Vaya, muchos misterios en la historia. Se pone muy interesante. Ojalá puedan actualizarla pronto para que no me quede con las ganas de seguir leyendo tan buena trama :)

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  10. ahhh me quedo con muchas ganas de seguir leyendo a partr de ahora estare pendiente de los nuevos caputulo mil gracias <3

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