sábado, 16 de febrero de 2013

LA AMAZONA

 
 
CAPÍTULO 7
 
 
A la mañana siguiente, nos despedimos de Muad, Saito y Shao y continuamos nuestro viaje hacia Tornor.

- ¿Lo pasaste bien anoche, pequeño? –dije con tono casual cuando dejamos de ver las altas torres de la fortaleza.

Lars me miró de reojo y enrojeció.

- ¿A qué te refieres? –preguntó con precaución.

- A la orgía que te estaba aguardando cuando te perdí de vista –dije entrecerrando los ojos y mirándole atentamente.

- Eh... ¿cómo sabes que...? –empezó a preguntar con tono inseguro.

- Porque fui testigo privilegiado de tu aventura nocturna –dije con tono irónico- y por la expresión embelesada que había en tu rostro, creo que disfrutaste de lo lindo.

- ¿Estás celosa? –preguntó Lars clavando en mí sus profundos ojos.

- ¿Celosa yo? –dije divertida- Tienes muy buen concepto de ti mismo, ¿eh?

- Uff –resopló- Sólo era una pregunta.

Le miré con gesto indignado y apreté el paso para que no siguiera haciéndome preguntas. En ese mismo instante me acababa de dar cuenta de que sí que me había sentido celosa viéndolo retozar con esas cinco mujeres. Pero no era posible que yo sintiera celos de un hombre al que apenas conocía y que ni siquiera era un guerrero poderoso. ¿O es que el hecho de que hubiera probado mi sangre me había influido hasta el extremo de hacerme sentir por él algo que no habría sido posible en otras circunstancias?

Mientras todo eso daba vueltas en mi cabeza, Lars, me observaba a hurtadillas como si intentara averiguar qué había hecho para despertar mi irritación.

- ¿Muad te proporcionó alguna ayuda para entrar en Tornor? –preguntó al cabo de un rato.

- Sí, tendremos un guía para entrar en la ciudad –respondí de mala gana- Vive fuera de Tornor pero es mago y tiene libre acceso.

-Ah, estupendo –dijo Lars intentando parecer animado.

Proseguimos nuestro viaje a paso más lento para que Tiere pudiera aprovechar la fresca hierba que creía a la sombra de los enormes nogales que bordeaban el sendero. Dentro de poco tendríamos que adentrarnos en la serranía rocosa y allí no habría más que secos matojos y algún que otro escuálido arbolillo.

Estábamos a punto de hacer un alto para comer, cuando el corcel relinchó inquieto. Miré a mi alrededor intentando descubrir la causa de su inquietud y descubrí un foso que estaba casi escondido por un matorral de retama.

- Parece una trampa para cazar lobos –dije a Lars acercándome a mirar- Y uno ha caído en ella.

Lars se acercó también y ambos observamos un precioso ejemplar de piel plateada.

- ¿Otro licántropo? –preguntó Lars sorprendido por su tamaño.

- No, es sólo un lobo –contesté después de observarlo atentamente- Pero su tamaño es magnífico, sobre todo porque aún es muy joven.

Aún no había acabado de hablar cuando me interné en el bosque mirando en torno a mí.

- ¿Qué haces? –me preguntó Lars extrañado.

- Estoy buscando una rama rota lo suficientemente grande como para que pueda subir por ella.

- ¿Qué? –exclamó el joven mirándome atónito- ¿Por qué quieres ayudarlo a salir?

- Porque me gustan los animales –respondí sin dejar de buscar- ¿Acaso no te has empeñado tú en ayudar a todo bicho viviente?

- Pero... –vaciló Lars mirando el tamaño del lobo y los enormes colmillos que dejaba ver al gruñir- Si sale de ahí, seguro que nos ataca. Se le ve muy enfurecido.

-Jajaja –reí ante su tono precavido- Tiene razones de sobra para estar enfadado, ¿no crees?

- Sí, pero nosotros no le hemos hecho nada –remarcó Lars como si quisiera convencer al propio lobo de nuestra inocencia.

- No nos atacará –dije para tranquilizarlo cuando me acerqué arrastrando una gruesa rama.

Deslicé un extremo hacia el fondo del foso y la dejé apoyada oblicuamente para que le resultara más fácil subir.

- Será mejor que nos alejemos un poco para que no tenga recelos de salir –dije tomando las riendas de Tiere y echando a andar.

Anduvimos un par de kilómetros más y nos detuvimos junto a un manantial de aguas heladas.

- ¿Falta mucho para llegar a Tornor? –preguntó Lars mientras comía un poco de carne seca y una torta de maíz.

- Esta noche llegaremos al Paso de la Esfinge y después no hay más de dos días de marcha hasta la ciudad...

Un ruido apenas perceptible me interrumpió y cogí mi espada que, como siempre, estaba al alcance de mi mano. Sin embargo, enseguida la volví a soltar y sonreí.

- Tienes hambre, ¿eh? –dije mirando al hermoso lobo plateado que nos había seguido y le arrojé un trozo de carne.

El lobo dudó sólo unos segundos y luego, se acercó y devoró la carne con voracidad.

- Tú dale de comer y no nos dejará de seguir en todo el camino –gruñó Lars mirando al lobo con desconfianza.

- Pues mejor –dije arrojándole un par de trozos más- Será un buen compañero.

Continué lanzándole toda la carne que nos quedaba bajo la mirada resentida de Lars y cuando terminó de comérsela se tumbó un poco alejado de donde estábamos y se puso a dormir.

- Creo que podré domesticarlo –dije mirándolo con entusiasmo.

- Maravilloso –rezongó Lars poniendo los ojos en blanco.

- ¿Acaso estás celoso tú ahora? –sonreí haciéndole un guiño.

- ¿Hay alguna razón para que lo esté? –preguntó alzando una ceja.

- Jajaja –reí con ganas- No me va la zoofilia, así que no tienes que preocuparte.

De pronto me entraron ganas de jugar y me acerqué a él gateando sobre el suave musgo que cubría el suelo.

- Pero eso no quiere decir que no me gusten las mascotas, pequeño –dije con una sonrisa peligrosa.

-¿Qué clase de mascotas? –preguntó Lars retrocediendo un poco ante la intensidad de mi mirada.

- Mmm –mascullé pensativa- pues de las que siempre están dispuestas a complacer a su dueña.

- Ah, ya –asintió Lars sin oponer resistencia cuando comencé a quitarle la ropa- ¿Y de que manera podría complacerte?

- Enseguida lo verás –dije quitándole la última prenda y empujándolo hacia atrás hasta que su espalda chocó con la húmeda tierra.

Entonces, me incliné sobre él y le besé suavemente detrás de la oreja. Luego, tomé el lóbulo entre mis labios y comencé a chuparlo con lentitud, saboreándolo como si fuera un delicioso dulce y mordiéndolo como si realmente quisiera comérmelo.

Lars permanecía completamente inmóvil y sólo el ritmo más acelerado de su respiración dejaba entrever el placer que estaba despertando en él. Después de un rato, abandoné su oreja y seguí besando y lamiendo su cuello para recorrer a continuación la línea de su mandíbula y terminar en sus labios entreabiertos. Nuestras bocas se fundieron en un beso profundo y las lenguas se enlazaron en el interior durante un instante de profundo placer.

Continué mi recorrido por la cálida piel de mi amante, sin dejar de lamer y besar y sin detenerme hasta llegar a los pezones. Acaricié uno de ellos suavemente con mis labios y después lo chupé y lo mordisqueé hasta que noté que se endurecía. En ese momento, separé mis labios de él y le soplé un poco para enfriarlo antes de volver a introducirlo en la húmeda calidez de mi boca.

Tenía apoyada la cabeza sobre el pecho de Lars y podía oír el ritmo creciente de los latidos de su corazón, que parecieron desbocarse cuando mis labios se deslizaron hacia abajo. Me detuve un momento, para lamer con detenimiento su ombligo y después seguí mi camino trazando una húmeda línea por su vientre.

Llegué al final de mi recorrido y antes de apoderarme de su polla ya completamente erguida, levanté la vista para ver su rostro. La expresión de éxtasis que pude ver en él me hizo sonreír y decidí no hacerle esperar más.

Lamí el pene de parte a parte, alternándolo con los testículos, y al mismo tiempo que presionaba con uno de mis dedos la delicada zona que media entre los testículos y el ano. Sabía que ése era un punto de intenso placer y el estremecimiento que recorrió el cuerpo de mi amante, me lo confirmó sin ningún género de dudas.

La polla estaba ya completamente erguida y aproveché para metérmela en la boca y comenzar a chuparla con ahínco sin dejar de masajear ese punto de su anatomía. Después de un momento, la abandoné e hice que doblara las piernas contra su pecho y yo me coloqué sobre su verga y bajé con lentitud hasta que me penetró del todo.

Me quedé unos instantes inmóvil, sentada sobre sus muslos y luego comencé a moverme con brusquedad. Lars lanzó un ronco gemido al notar el presión de los músculos de mi vagina en su polla y luego empujó con todas sus fuerzas para penetrar lo más profundamente posible.

Seguimos moviéndonos a un ritmo endiablado durante unos minutos que parecieron eternos y finalmente sentí el semen de Lars inundando mi interior un segundo después de que alcanzara mi propio orgasmo. Entonces, me tumbé junto a él y le rodeé con mis brazos con ternura antes de que los dos nos sumiéramos en un sueño ligero.

Una ligera llovizna nos despertó al rato y recogimos nuestras cosas y proseguimos la marcha con el lobo siguiendo nuestros pasos.

- ¿Crees que puedo competir con las mujeres de Muad? –pregunté a Lars mirándolo de refilón.

- Mmm –Lars pareció inmerso en sus recuerdos- ¿Con las cinco a la vez?

- Eso mismo –dije esperando con desconfianza su respuesta.

- Bueno...

-¿Qué? –insistí agresiva.

- Yo diría que sí –dijo entonces sonriendo con burla- Tú eres más excitante que cinco o que cien mujeres juntas.

- Jajaja –reí complacida- Tampoco hace falta que exageres, cielo.

Lars se encogió de hombros y sonrió.

Al anochecer, tal y como había esperado, llegamos al Paso de la Esfinge y allí nos detuvimos para esperar a que apareciera la guardiana que le daba nombre.

- No sabía que el paso llevara ese nombre porque realmente hubiera una esfinge guardándolo –dijo Lars asombrado.

- La esfinge es una criatura mágica que fue creada por los hechiceros de Tornor para impedir el paso a todos aquellos que no fueran lo suficientemente sabios como para adivinar el enigma que siempre plantea.

- Hum –gruñó Lars mirándome fijamente- ¿Y si no somos capaces de adivinarlo?

- Pero tú eres un astrólogo real –dije sonriendo- No tendrás ningún problema en desentrañar el enigma.

- Pero...

Una figura enorme apareció sobre un repliegue de roca que se alzaba sobre el paso y le interrumpió. La esfinge, tenía el cuerpo de un fuerte y flexible felino y la cabeza y los pechos de una mujer.

- ¿A qué habéis venido? –preguntó con una voz que parecía el ronroneo de un gato.

- Queremos pasar –dije mirándola con tranquilidad a pesar de que era una poderosa adversaria y que si no conseguíamos dar con la respuesta adecuada a su pregunta, intentaría devorarnos.

- Antes debéis responder correctamente a mi pregunta –advirtió mirándonos con sus ojos tan brillantes como dos ascuas.

- De acuerdo –dije mirando a Lars y guiñándole un ojo- Mi compañero no tendrá ningún inconveniente en responder.

Lars me lanzó una mirada nerviosa y se pasó la lengua por los labios.

- Muy bien, pues –asintió la esfinge acercando su rostro al del joven- Responde a esto: ¿Por qué capricho de los dioses puede tornarse el día en noche?

Lars la miró abriendo los ojos con asombro y luego soltó una carcajada.

- ¿Ése es el gran enigma de la esfinge? –preguntó incrédulo cuando dejó de reír.

- Lars...

- Pero si eso lo sabe hasta un niño de pecho –continuó hablando casi con indignación.

La esfinge alzó las cejas asombrada y comenzó a gruñir desde el fondo de su garganta.  
- Lars... –intenté advertirle de nuevo.

- Es casi como un insulto a la inteligencia...

-¡Lars, contesta! –le interrumpí al ver cómo la esfinge se disponía a saltar sobre nosotros.

- Está bien... no te sulfures –dijo sin darse cuenta del peligro que estaba corriendo- A eso se le llama eclipse y sucede cuando la luna se interpone entre el sol y nuestro planeta.

La esfinge le miró con odio y luego, se dio la vuelta muy digna y desapareció en la noche.

- Menuda farsante –continuó quejándose Lars mientras yo lo arrastraba para que nos alejáramos lo más rápidamente posible de allí.


12 comentarios:

  1. Muh bueno, parece que Lars está demasiado confiado, yo habría dejado que la Esfinge lo atacara, claro que luego a ver quien la detiene, pero seguro que se ha quedado con las ganas. Un capítulo estupendo, muchas gracias.

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    1. Hola, Ilnag. Bueno, a mí también me dieron ganas de dejar que la Esfinge le diera un buen susto, pero hay que tener en cuenta que Lars es un astrónomo y ese enigma le pareció demasiado fácil, jajaja.

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  2. Gracias por el capitulo!! Fue muy bueno!!! :)

    ~Edmarie~

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    1. Hola, Edmarie. Me alegro mucho de que te haya gustado. Besos.

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  3. Gracias por el capiiiiiiiii, genialllllllllll.
    Besos Minu.
    Mas cuando puedas.

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    1. Hola, Mª Luisa. Pronto habrá más, no te preocupes. Besoss.

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  4. Hola Minu, que tengas un lindo fin de semana, besos<3

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  5. Fina. Hola gracias por el capitulo esta buenissiimmooo, que todos pasen una lindo fin de semana, besos, chao

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    1. Hola, Fina. Gracias, y espero que también tengas un buen fin de semana y que ya estés recuperada del todo. Besos.

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  6. jaja pobre esfinge XD Lars hizo que se callase en 5 segundos XD Me encanta!

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    1. Buenoooo, a veces, Lars es un poco repelente, jajaja.

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