LA TORRE NEGRA - EL DIARIO DE RIC

Enero, 1779

Soy Ric, hijo de una tierra en la que las leyendas de vampiros y otras supersticiones nos acechan con cruda realidad.
Mi pueblo, sonrío ahora con cierto aire siniestro al recordarlo, está más allá de mis posibilidades. No puedo volver, porque no puedo romper esta mágica cadena que me sostiene en esta torre.
Llenan mi memoria los muros blancos, los árboles antiguos y cubiertos de enredaderas que vi por última vez el día que me marché tras un sueño. Esa tarde cogí una bolsa con algo de comida y dinero, de hecho, cogí todo el dinero que tenía, pues lo que busco no tiene precio…
Caminé solo, recorriendo un camino que no existe, atravesé bosques llenos de criaturas de la noche y logré encontrar la torre.
Recuerdo que el viento frío me azotaba la cara y enredaba los mechones negros de mi pelo.
Llegué con la terrible certeza de lo que quería pero poco a poco se va volviendo una molesta incertidumbre. En esta torre vive el hombre más perverso del mundo pero, sospecho que es también dueño de una sabiduría infinita. Mi mente no se ha aclarado del todo... He sido victima de violaciones hechas por los seres más repugnantes que he visto y que ignoro donde están cuando todo termina. Son seres de enormes tentáculos escondidos en la oscuridad y que, más de una vez, se han metido por mis agujeros corporales a su antojo. Lo más extraño y vergonzoso es que acabo respondiendo a sus asquerosas caricias con gemidos de éxtasis. Me dan placer, sólo una mente enferma sentiría placer con eso, y yo siempre acabo resignándome, retorciéndome ante esas olas de calor que me invaden con cada toque de los resbaladizos tentáculos.
Es sorprendente, parece gustarles demasiado los jugos humanos. Se los beben como si fuesen su sustento de vida y siguen pidiendo más y más de mí hasta que me quedo inconsciente. ¿Qué otras cosas se traerá entre manos mi maestro? Me parece que su sed no se calmará tan sólo con esto.
Estoy confinado a mi habitación, como un pájaro enjaulado, cuando tengo oportunidad de salir de ella es sólo para satisfacer el hambre de perversidad de ese hombre al que obedezco. Soy la mascota que realiza sus más recónditas fantasías…
¿En que me he convertido? ¿Era esto lo que tanto buscaba?
Ya no puedo volver atrás, di mi palabra de que me quedaría… ya sólo la muerte romperá este pacto.
Descubrí un diario, como éste que escribo, de alguien que estuvo antes, en el lugar que ocupo ahora.
Me pregunto quién habrá sido esa persona. Y qué fue de ella. La habrá matado con sus violentas experiencias sexuales... No dejo de preguntármelo, ni de temerme la respuesta.
Todo me parece extraño, el tiempo parece haberse detenido aquí, en donde empieza este enorme aposento. Veo la oscuridad que atraviesa el cristal de mi ventana y si me acerco y miro abajo sólo veré nieblas, porque estoy mucho más arriba de lo que nadie creyó llegar a vivir.
Estoy solo, pero sé que alguien me observa todo el tiempo, como los ojos de las gárgolas de granito gris que adornan cada lado de la chimenea encendida.
Me parece que ya sólo puedo quedarme y seguir el camino que yo mismo he buscado…

***

 

 

Saito ha empezado este diario de Ric para colaborar conmigo en la Torre Negra que es una historia que yo empecé a escribir para él y espero que os guste tanto como me ha gustado a mí esta primera parte del diario.