miércoles, 30 de enero de 2013

LA AMAZONA



CAPÍTULO 5
 
 
Al cabo de un rato, yo también me quedé profundamente dormida y sólo me desperté cuando oí que Lars susurraba mi nombre. Me despejé al instante y comprobé que el joven estaba completamente vestido y que me había echado su capa por encima mientras dormía.   
- ¿Aún no estás satisfecho, pequeño? –murmuré incorporándome- Jajaja, tendré que pedirle una botella de kirban a Sejmet.

- No, no es eso –dijo Lars con impaciencia.

La oscuridad no me permitió ver su rostro con nitidez pero, por su tono, supe que se había ruborizado y sonreí.

- Quiero que veas algo –me explicó con tono resentido.

- Está bien –accedí sin dejar de sonreír- Espera que me vista.

Lars me guió entre los árboles, rodeando el claro, hasta el carromato que estaba tapado con la lona. El campamento estaba en silencio ahora y las hogueras se habían convertido en rescoldos que apenas iluminaban los cuerpos dormidos de los zíngaros.  
Lars levantó una esquina de la lona y pude ver que el carromato era en realidad una jaula con barrotes de acero. Escudriñé las tinieblas del interior y un par de ojos ambarinos me devolvieron la mirada.  
- ¿Quién eres? –pregunté en un susurro.

- Me llamo Saito –respondió una voz suave.

Avanzó un poco más y pude distinguir su rostro a la pálida luz de las estrellas.

Era un joven de unos veinte años de hermosas facciones y cabello oscuro.

- ¿Por qué te han encerrado ahí? –volví a preguntar.

Saito me miró con desconfianza y no dijo nada. Lars le hizo una seña disimulada y el joven asintió al fin. Me pregunté cómo habían llegado a entenderse tan bien ésos dos en tan poco tiempo.

- Quieren venderme a la escuela de luchadores de Tamakar. Parece que pagan muy bien por los esclavos que utilizan para los torneos de lucha a muerte.

Le lancé una mirada especulativa.

- No pareces tan fuerte como para ser un luchador de Tamakar –dije después.

- Eh... Bueno, no es lo que parece –intervino Lars dubitativo.

- ¿Qué quieres decir?

- Díselo –le instó Lars.

- Está bien –accedió el joven reacio- Soy un licántropo.

- Ah, vaya –dije mirándole con más atención- Ahora sí que me has sorprendido. Creía que los licántropos nunca se alejaban de los bosques del norte.

- Tenía mis razones para alejarme de allí –respondió en voz tan baja que me resultó difícil oírlo.

- Tenemos que ayudarlo, Miyu –dijo Lars apoyando la mano en mi brazo.

- ¿Por qué? –pregunté impasible- No es asunto nuestro, y además, los zíngaros nos han dado hospitalidad, no podemos meternos en sus asuntos.

- ¿Ves? –dijo Saito dirigiéndose a mi compañero- Sabía que una amazona no levantaría un dedo por salvar a un hombre.

- Te equivocas –dijo Lars con tono seguro- Ella me ha salvado ya antes y sé que ahora sólo está haciéndose la dura.

Me lanzó una mirada de reproche y no pude evitar sonreír ante la confianza que evidenciaba tener Lars en mí.

- Pero, ¿cómo consiguieron atraparte? –pregunté con curiosidad- Los licántropos sois los seres más escurridizos que conozco.

Saito abrió la boca para responder pero una voz procedente del otro lado del carromato se le adelantó.

- Fue por mi culpa.

Con un rápido movimiento, saqué la daga y me enfrenté al desconocido.

- Guarda tu arma, Miyu –dijo avanzando más para que pudiéramos ver su rostro- No vengo a causar problemas.

Se acercó a donde Saito permanecía agachado y alargó la mano entre los barrotes para acariciar suavemente su rostro.

- Shao, ¿por qué has dicho que tienes la culpa? –pregunté sorprendida.

- Porque es cierto –respondió el joven zíngaro con desánimo- Todo es culpa mía.

- No es cierto, Shao –dijo Saito tomando su mano y apretándola con fuerza.

Miré a Lars desconcertada.

- ¿Sabes de lo que hablan?

- Shao y Saito son amantes –me explicó.

-¿Y?

- Esta mañana mi hermana nos sorprendió en el bosque –dijo Shao con el rostro enrojecido.

- Debías estar muy ocupado para no haberla oído a tiempo –dije mirando a Saito cuyos agudos sentidos, en circunstancias normales, habrían sido capaces de alertarlo de cualquiera que se aproximara a él.  
Saito sonrió enseñando sus dientes perfectos.   
- Evidentemente –dijo intentando contener al risa al ver cómo el rostro de su amante se ponía más rojo aún.

- Ya veo –dije sonriendo yo también – Y ¿no pudiste convencer a tu hermana para que guardara silencio?

- No es tan fácil convencer a Sejmet –respondió el muchacho.

- Ah, así que eres el hermano de la matriarca –dije comprendiendo mejor la situación- Y los zingaros no permiten las relaciones con gente ajena a los clanes, ¿verdad?

- No todos los zíngaros pensamos así –dijo Shao con tono dolido.

Me quedé mirando a los dos pensativa. Tampoco entre las amazonas estaban permitidas las relaciones mixtas, así que podía comprender las razones que había tenido Sejmet para separar a los dos jóvenes. Siendo la matriarca del clan, no podía tratar a su hermano de forma más benévola que al resto, así que la solución que había buscado, seguramente era más drástica de lo que hubiera sido si se hubiera tratado de otro miembro del clan.

- Bueno, ¿y ahora qué hacemos? –interrumpió Lars mis pensamientos.

- Tú eres el guerrero extraordinario, ¿recuerdas? –dije sonriendo con ironía- Seguro que se te ocurre algo brillante.

- Hum –gruñó- por supuesto que sí, pero necesito de tu fuerza bruta, querida.

- Ya lo sabía –reí por lo bajo- los hombres siempre necesitan a alguien que haga las cosas pesadas.

- Entonces, ¿vais a ayudarnos? –preguntó Shao inseguro.

- Eso parece –dije a regañadientes- Lars siempre se las arregla para meterme en líos.

- Y siempre sales airosa –dijo el aludido con una amplia sonrisa.

Le miré de reojo sospechando que quería burlarse de mi pero no encontré más que su franca sonrisa.

-Muy bien –dije decidida a terminar con el asunto lo antes posible- Veamos cómo podemos sacarte de ahí.

La jaula tenía unos barrotes gruesos y firmemente encajados en la estructura del carromato, así que saqué un fino estilete de la bota y comencé a hurgar en el candado que mantenía cerrada la puerta.

Después de un rato, bajé los brazos desanimada.

- Uff, no hay manera –dije volviendo a guardar el estilete- Tendrá que ser como sugirió Lars, con fuerza bruta.

Cogí mi espada y la encajé en el candado e hice presión hasta que salió por los aires y la puerta se abrió.
                                                                                                                                                       
- Estupendo –sonrió Lars dándome una palmada en la espalda- Sabía que lo conseguirías.

- Mmm, sí –dije mirándole irónica- gracias por tu apoyo.

Saito salió veloz de la jaula y abrazó a Shao. Luego se fundieron en un beso apasionado.

- ¿Cómo te has enterado tú de todo esto? –le pregunté a Lars mientras los dos amantes seguían acariciándose.

- Bueno... me desperté... –empezó a explicarme.

- ¿El kirban? –le pregunté con tono inocente.

- Esto... sí... –Lars miró al suelo- Pero no quería molestarte así que fui a dar un paseo y al llegar hasta aquí, sentí curiosidad y levanté la lona. Saito me contó todo lo que ya sabes...

Un ruido me alertó y me volví sacando de nuevo la daga de su escondite. Saito también pareció escucharlo porque se colocó delante de Shao y adoptó una postura de ataque.

- Así que has encontrado ayuda para tu amante –dijo Sejmet saliendo de las sombras.

- No permitiré que hagas daño a Saito –dijo su hermano avanzando hasta colocarse frente a ella- Le amo y quiero estar junto a él.

- No puedes abandonar el clan –dijo la matriarca con voz dura- Si lo haces serás un proscrito para siempre.

- Lo sé –asintió el joven sin dejar de mirarla con serenidad.

- Puedo impedirlo, Shao –dijo su hermana- Sólo tengo que gritar y todos estarán aquí en unos segundos.

- Te aconsejo que no lo hagas –dije con tono tranquilo- No creo que quieras que los tuyos se enfrenten con un licántropo, una amazona y un guerrero tan brillante como Lars.

- Os dimos hospitalidad y la habéis traicionado –dijo la matriarca mirándome por primera vez- Y ahora, incluso me amenazas.

- No quiero luchar contigo, Sejmet –dije apartando la daga- Es cierto que nos habéis acogido entre vosotros, pero si alguien me ataca me defiendo. Y también estoy dispuesta a defender a mis amigos.

- ¿Amigos? –preguntó Sejmet sorprendida- ¿Desde cuando eres su amiga?

- Desde que Lars me pidió que los ayudara –contesté con calma.

- Por favor, Sejmet –dijo Shao- Déjame marchar... nadie tiene por qué saber que nos viste escapar.

- Shao tiene razón –intervino Lars con su voz tranquila- No hay razón para que esto se convierta en un baño de sangre. Sólo tienes que volver a tu lecho y seguir durmiendo. O ¿prefieres soportar el odio de tu hermano por el resto de tu vida?  
Sejmet miró a Lars durante unos segundos sumida en sus pensamientos. Luego, sin decir palabra, se dio la vuelta y regresó al campamento.  
Shao la estuvo mirando con los ojos llenos de lágrimas hasta que se perdió de vista en la oscuridad.

- Será mejor que nos alejemos de aquí cuanto antes –dijo Lars apoyando la mano en el hombro del joven zíngaro.

- Tienes razón –asentí- Voy a buscar nuestras cosas, esperadme en el bosque.

Regresé en silencio hasta donde había dejado el caballo y cuando volví con él, emprendimos la marcha lo más rápidamente posible.

Al amanecer, llegamos a las estribaciones montañosas que anunciaban la provincia de Lesbas y decidimos descansar junto a una cascada que vertía sus claras aguas en un profundo estanque de forma casi circular.  
Shao y Saito se habían pasado el viaje cogidos de la mano y susurrándose palabras de amor y ahora, se habían alejado un tanto en busca de intimidad.

- Qué bello es el amor –dije sonriendo burlona.

Lars miró hacia la pareja y sonrió también.

- Tienes razón –dijo satisfecho- Y me alegro de que puedan estar juntos al fin.

- Gracias a ti –repuse y luego solté una carcajada- y también al kirban.

- Hum –gruñó Lars mirándome de reojo- No vas a olvidarlo nunca, ¿verdad?

- Jajaja –reí con ganas- Difícilmente.

- ¿Y si te demuestro que puedo ser así de fogoso aún sin el kirban? –preguntó, de pronto, con una sonrisa lobuna.

- Mmm -fingí meditar sobre el asunto- Podríamos probar.

Al otro lado del estanque, Saito había comenzado a desnudar a su amante. Le quitó la camisa de color azul brillante y comenzó a besarle con una ternura que me fascinó y que hizo que olvidara cualquier escrúpulo que pudiera tener, así que me puse a observar la escena con el máximo interés.

El licántropo recorría la piel de su amante con los labios, a veces besando, otras lamiendo, pero sin dejar ni un centímetro intacto. Al mismo tiempo, Shao había comenzado a desvestirle también y ahora los dos estaban totalmente desnudos y se apretaban el uno contra el otro como si quisieran que ambos cuerpos se fundiesen en uno sólo.   
Los besos y las caricias fueron haciéndose más apasionados y después de un momento, Saito tomó a Shao en sus brazos y lo apoyó sobre una roca cubierta de musgo, y con mucha delicadeza, lo penetró.  
La excitación me desbordó y miré a Lars que parecía totalmente ajeno a lo que sucedía frente a sus narices.

- Creo que ahora es el momento, pequeño –dije mirándole con lujuria.

- ¿Qué? –dijo sin entender a qué me refería.

- Da igual, ahora la que me siento fogosa soy yo –dije acercándome a él y cogiéndole en volandas- Tú sólo déjame hacer.

Lars me miró medio asustado y asintió.

En unos segundos le arranqué la ropa y le comencé a besar, lamiendo y mordiendo sus labios con avidez. Mis manos no permanecieron ociosas mientras tanto y se apoderaron de su polla y sus testículos para comenzar a masturbarlo con energía.

- ¿Te gusta, cielo? –le susurré al oído.

Lars soltó un gemido como respuesta.

- ¿O prefieres que te la chupe? –sonreí al ver su rápido asentimiento.

Maniobré para colocar a Lars con la espalda sobre mis rodillas, de forma que me resultara más fácil lamerle la polla sin dejar de ver lo que estaban haciendo Saito y Shao al otro lado del estanque.

Ahora el ritmo de las embestidas de Saito era más rápido y la expresión del rostro de Shao era de puro embeleso. Sentí cómo los fluidos vaginales se derramaban por mis muslos y comencé a chupar el pene de Lars casi con violencia. Los dientes lo rozaban de vez en cuando como si, en cualquier momento, fueran a morderlo y su cuerpo se estremecía evidenciando que esa sensación de peligro le producía aún más excitación.

La polla entraba y salía de mi boca con rapidez y mi lengua no se cansaba de recorrer cada repliegue ni de intentar de introducirse en la rajita cada vez que la encontraba tiro.

En pocos minutos, Lars se corrió lanzando un suspiro trémulo, pero yo no estaba dispuesta a quedarme sin diversión, así que volví a masajearle la polla y los testículos mientras le mordía con fuerza los pezones.

No tardó mucho en erguirse de nuevo su verga y esta vez, le tocaba a él satisfacer mi excitación. Hice que se tumbara boca arriba y me arrodillé poniendo las piernas a cada lado de su cuerpo. Luego, me dispuse a cabalgar sobre su erguido pene, sentándome sobre él para que entrara hasta el fondo.

Lars gimió cuando las paredes de mi vagina se cerraron sobre su polla y la apretaron con fuerza.
 
Enseguida, empecé a moverme sobre él permitiendo que saliera casi por completo para volver a clavármela hasta el fondo después. El ritmo fue haciéndose más y más rápido hasta que se hizo vertiginoso. Nuestras respiraciones se convirtieron en jadeos pero continuamos sin aflojar en lo más mínimo la rapidez y la profundidad de las estocadas. 

Por fin, Lars se derramó en mi vagina y, casi al instante, un intenso orgasmo me inundó de placer. Miré hacia donde Shao y Saito habían disfrutado de su propio placer y vi que también ellos parecían haber terminado, así que me tumbé al lado de Lars y le aparté de la frente los cabellos húmedos por el sudor. 

- Creo que ha sido un orgasmo a cuatro bandas –le susurré. 

- ¿Cómo? –preguntó con los ojos cerrados. 

- No importa, pequeño –sonreí dándole un suave beso en los labios.
 
 
 
***
 
 
Cuando escribo mis historias me gusta mucho imaginar a mis amigos metidos en la piel de mis personajes y por eso suelo utilizar sus nicks. Si alguien quiere salir en alguna de mis historias como uno más de los personajes, que deje un comentario aquí y aparecerá en alguno de los relatos. 


5 comentarios:

  1. Un gran capítulo, y muy caliente, ya tenemos dos parejas para jugar. Esta historia va cada vez mejor, estoy deseando leer los siguientes capítulos. Y volváis a tener razón, el segundo libro de "El mensajero de la oscuridad" es estupendo. Muchas gracias.

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  2. ajjaaj ya me imagino haciendo eso con Shao XD jujujuj

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  3. Fina. Mil gracias Minu por todo tu trabajo esta muy bueno el capitulo, interesante ya que hay dos miembros mas que imagino seguiran con Miyu y Lars, un beso, chao

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  4. Gracias por todo tu trabajo, me encanto el capi,y lo de pner nombres de los visitantes o amig@s esta bien chulo.
    Mas cuando puedassssssssssssssssssssss.
    Besos

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  5. Fina. Hola que pasen todos un maravilloso fin de semana, chao

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