jueves, 6 de septiembre de 2012

NOCHES DE SANGRE Y PASIÓN



CAPÍTULO 2
 
 
Los minutos transcurrían lentamente en su escondrijo y Elwan comenzó a pasearse de un lado a otro con impaciencia mientras Dujan le observaba desde el sofá.
—Siéntate de una vez —dijo al cabo de un rato. —Vas a hacer surcos en el suelo.
—¿Cómo quieres que esté sentado tranquilamente sabiendo lo que planean hacer esos malditos licántropos? —respondió Elwan irritado.
—De momento no puedes hacer nada, así que es mejor que distraigas tu mente —dijo el otro vampiro con una sonrisa maliciosa.
Después se acercó a él y suavemente, le apartó el mechón de cabello que le caía siempre sobre la frente.
Elwan se apartó y le dirigió un puñetazo que el otro esquivó con facilidad.
—No irás a creer que voy a... —empezó a decir Elwan pero Dujan le sujetó por el brazo izquierdo doblándoselo por detrás de la espalda y acercó el cuerpo del joven al suyo.
—Harás lo que yo desee —susurró antes de que su lengua comenzara a deslizarse lentamente por el cuello de Elwan.
La lengua del apuesto vampiro continuó su recorrido siguiendo la línea de la mandíbula del indefenso joven hasta llegar a sus labios entreabiertos.
—No... —musitó Elwan intentando retroceder pero el férreo brazo de Dujan se lo impidió.
—Sabes que nunca has podido resistirte al placer —susurró mordiéndole el lóbulo de la oreja y lamiendo golosamente la gota de sangre que brotó de la incisión.
—Estás muy seguro de ti mismo, ¿verdad? —dijo Elwan con los dientes apretados. —Pero no vas a salirte con la tuya siempre.
—¿Cómo que no? —replicó el vampiro más alto riendo.
Antes de que Elwan pudiera replicar la boca de Dujan cubrió la suya y su lengua recorrió los dientes y el paladar de su amante hasta que se unió a la del otro joven en una pugna en la que el rechazo dejó paso a la lujuria.
Las manos de Dujan acariciaban el cuerpo esbelto de su joven compañero encontrando sin dificultad los puntos que le hacían estremecer de incontenible placer.
Sus lenguas continuaban interpretando su antigua danza y en un momento dado los afilados colmillos de Dujan atravesaron la húmeda carne del otro vampiro y ambas bocas se inundaron del sabor delicioso de la sangre.
El cuerpo de Elwan se convulsionó entre los brazos de su amante y éste lo tomó en sus brazos y lo depositó sobre el diván. Luego, con una gentileza que muy pocos habían visto en el oscuro vampiro, le quitó la ropa y contempló con posesivo orgullo al hermoso joven que tenía a su merced.
Muy despacio, se inclinó sobre él y sus labios se posaron sobre la base del cuello donde podía sentir el rápido latido de la sangre de la última víctima de Elwan. Comenzó a bajar por el pecho de su amante besando y lamiendo cada centímetro de su suave piel hasta llegar a su pezón izquierdo que introdujo en su boca para succionarlo con energía.
—Basta... —comenzó a decir Elwan intentando apartar al otro vampiro pero cuando los colmillos perforaron su pezón endurecido y la sangre empezó a fluir, el placer se hizo tan arrebatador que se abandonó por completo a él.
Dujan continuó lamiendo con profunda concentración la sangre de su joven compañero hasta que los gemidos de éste resonaron por la habitación; entonces, alzó un momento la mirada para contemplar el rostro embelesado de Elwan y sonrió con lo que parecía una mezcla de ironía y afecto.
Luego, prosiguió su recorrido por el cuerpo de su amante deteniéndose brevemente en el ombligo antes de llegar al pene que estaba completamente erguido.
Sin embargo, no lo tocó y empezó a lamerle la cara interior de los muslos haciendo que los músculos tensos de Elwan temblaran de excitación. La cadera del joven se elevó involuntariamente buscando el contacto con su torturador pero Dujan siguió lamiendo imperturbable las zonas cercanas a la polla teniendo cuidado de no rozarla siquiera.
—Dujan... —suplicó Elwan ardiendo de deseo.
—Pídemelo —susurró el vampiro.
—Hazlo... por favor —logró pronunciar Elwan con los dientes apretados, mientras abría las piernas para facilitar la tarea a su amante.
Dujan soltó una carcajada y tomó los testículos del otro vampiro y comenzó a chuparlos como si se tratara de una fruta deliciosa al tiempo que acariciaba suavemente el pene empalmado que rezumaba líquido preseminal.
Después de un momento, dejó los testículos y pasó la lengua con enervante lentitud por la parte de debajo de la polla, desde la base hasta el capullo, y a continuación, se entretuvo recorriendo el glande enrojecido con la punta de la lengua haciendo círculos cada vez más pequeños hasta que los gemidos de Elwan se convirtieron en gritos entrecortados.
El pene temblaba sin control cuando, al fin, Dujan se lo metió en la boca y comenzó a chuparlo con maestría. El suspiro de Elwan brotó de lo más profundo de su ser.
—Ahh... sigue....
Dujan continuó metiendo y sacando la polla de su boca cada vez más deprisa mientras una de sus manos masajeaba los testículos del joven y la otra acariciaba sus nalgas. Cuando notó que Elwan estaba a punto de correrse mordió la delicada piel del capullo haciendo manar la cálida sangre que, al instante, se unió al semen en la boca del vampiro.
En ese momento, la espalda de Elwan se arqueó haciendo que la pelvis se elevara con brusquedad y el pene se introdujera profundamente en la garganta de Dujan. Con un profundo jadeo, el joven quedó laxo sobre el diván mientras su amante, al fin, dejaba escapar la polla fláccida relamiéndose igual que un gato que acabara de devorar un apetitoso ratón.
—Es tu turno, Elwan —sonrió malignamente cuando su compañero abrió los ojos. —Y supongo que preferirás que esté bien lubricada...
Elwan enrojeció pero, cuando Dujan acercó la polla a su boca, sus labios la acogieron con agrado y la saboreó con fruición.
Su lengua jugueteó con el pene intentando introducirse en todos los repliegues del capullo, mientras los dientes lo rozaban con suavidad.
—Mmm... —Dujan emitió un sonido muy parecido a un ronroneo. —Veo que no has perdido tu pericia.
El otro joven continuó chupando con total dedicación hasta que la polla creció y se endureció ostensiblemente; entonces, Dujan posó la mano sobre su cabeza en una leve caricia.
—Es suficiente.
Sacó el falo de la cálida cavidad y luego se inclinó para depositar un dulce beso en los labios de su amante. Los dedos se deslizaron por su cuerpo acariciando el pecho, el vientre... hasta llegar al pene de Elwan que comenzaba a despertar de nuevo. Lo tomó con delicadeza y comenzó a frotarlo suavemente.
Cuando volvió a erguirse, Dujan apoyó una rodilla en el diván y colocó las piernas de su compañero sobre sus hombros. Sin dejar de masajear el pene, empezó a acariciar con un dedo, húmedo de saliva, el ano del joven vampiro.
En pocos segundos estuvo relajado y lo suficientemente abierto como para recibir el enorme pene del cainita. Pero, el alto vampiro, como era habitual en él, continuó masturbándolo hasta hacerlo casi enloquecer de deseo.
Sus manos, fuertes y hábiles, arrancaban gemidos de la garganta del valaquian con sus caricias y todo el cuerpo de Elwan se estremecía y temblaba de placer.
—Vamos... suplica, cherie —dijo Dujan con su voz profunda y sensual.
Elwan le lanzó una mirada resentida y se pasó la lengua por los labios.
—Acaba de una vez —rezongó.
—Ah, no —sonrió el cainita soplando sobre la polla hinchada del joven. —Ésa no es forma de pedirlo.
Elwan resopló lleno de frustración- Házmelo...
—¿Hacer qué? —Dujan alzó las cejas con fingida inocencia.
—¡Fóllame! —gritó su compañero exasperado.
El otro rió haciendo una mueca burlona. —No hacía falta que gritaras.
Por fin, desistió de seguir bromeando y apoyó el pene en el ano expuesto de Elwan y comenzó a penetrar lentamente.
El valaquian sintió cómo la polla de su amante iba abriéndose camino por su interior mientras las paredes del recto se distendían adaptándose perfectamente a ella. En ese momento, le inundó un placer inenarrable al saberse poseído por Dujan y se dio cuenta de que, a pesar de todo lo sucedido, se había encontrado perdido durante todo el tiempo que habían estado separados. Ahora, en cambio, se sentía pleno y, a regañadientes, tuvo que reconocer que aún amaba a ese maldito cainita.
—¿Me amas? —susurró Dujan como si hubiese adivinado sus pensamientos.
—Te odio —gruñó Elwan.
Dujan rió divertido.
 —Entonces te daré algunos motivos más para odiarme —dijo hundiendo con fuerza su pene en el interior de su amante.
Luego, comenzó a moverse, al principio con lentitud y más tarde incrementando el ritmo con embestidas profundas que arrancaban gritos de lo más profundo de la garganta de Elwan.
El sudor se deslizaba por los cuerpos agitados mezclándose en aquellos lugares en los que su piel estaba en contacto y los jadeos de ambos desplazaron las palabras.
Se dejaron llevar por el exquisito placer que los embargaba y sólo eran conscientes del movimiento acompasado de sus cuerpos, del roce de los dedos, de la verga golpeando el punto más placentero, de los músculos del recto oprimiendo el órgano con fuerza...
En esos instantes, eran un solo ser, unidos en cuerpo y alma y entregados al mutuo placer.
Los minutos parecieron durar eternamente hasta que el frenesí culminó en un doble orgasmo cuando Dujan clavó sus colmillos en el cuello de su joven amante. Absorbió la sangre con avidez mientras su semilla estéril se derramaba en las entrañas de su amante calmando la irritación de la carne maltratada.
Después, bajó las piernas del valaquian que aún reposaban en sus hombros y apartándolo un poco se hizo un hueco en el diván para abrazarlo con ternura.
Elwan sonrió y se apretó contra el fuerte pecho suspirando de satisfacción.
—Echabas de menos mi polla, ¿verdad? —susurró una voz burlona junto a su oído y el joven se apartó de un salto.
—¡Eres un bastardo! —gritó lanzándole un puñetazo que el cainita paró con la palma de su mano.
—Calma, pequeño —dijo con su sonrisa de medio lado. —Sólo estaba bromeando. Aunque yo sí que eché de menos ese culito tan estrecho.
Dujan le guiñó el ojo soltando una carcajada.
Elwan le miró indignado durante un segundo pero luego, acompañó a su amigo con sus propias carcajadas.


 

6 comentarios:

  1. Guau! que capitulo más caliente, estoy deseando leer la continuación de la historia.
    Gracias por compartirla con nosotros

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    1. En cuanto pueda, me pondré a escribir el siguiente capítulo.

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  2. Me encanta! Adoro todas las historias de vampiros y sobre todo si son tan calientes como estos dos! Muchas gracias Minu por compartirlo y sabes que estaré esperando por el siguiente. Miles de besoss guapísima

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  3. Hola, Pilarín. La verdad es que tenía un poco abandonado este relato, pero ya que te has decidido a leerlo a pesar de todo, pues haré lo posible por actualizarlo pronto. Besitos.

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  4. Hola, soy nueva en tu blog y me encanta esta historia, espero con ansias la continuación.

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    1. Hola, Vicky, bienvenida al Callejón. Me alegro de que te guste la historia y en cuanto pueda la continuaré. Besoss.

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